Radiante y Hermosa, acariciada y alabada por el sol cálido del Viernes Santo, la Madre de Dios y Señora nuestra de los Dolores entra en su Casa después de perfumar con su aroma a pureza nuestras calles y nuestros recuerdos ... en esta mañana la Luz ha vencido a la oscuridad; preludio de lo que ocurrirá dentro de TRES DÍAS, cuando el Nazareno, azotado y crucificado, muerto y sepultado, resucite para la eternidad.
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