"Lo desnudaron y le echaron encima un manto de púrpura; trenzaron una corona de espinas y se la colocaron en la cabeza, y le pusieron en la mano derecha una caña; después, doblando la rodilla delante de Él, le hacían burla, diciendo: ¡Salve, Rey de los judíos!; y, tras escupirle, cogieron la caña y le golpeaban en la cabeza..." (San Mateo, 27, 28-30).
Stmo. Cristo de la coronación de espinas
Pedro Grass y Elías Mer, 1.666
María Stma. de la Paz en su mayor aflicción
Rivera García, 1.905
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